LA intención de crear un partido provincial en Cádiz para las elecciones autonómicas ha sido acogida con escepticismo. Es normal, porque ese partido está impulsado por el alcalde de La…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
CON motivo de la Misión de la Esperanza de Triana en el Polígono Sur, se ha recordado a los vecinos que salieron de sus barrios hacia los polígonos construidos durante los años del franquismo. Concretamente, que llegaron muchos trianeros, entre ellos los gitanos de las cavas, al Polígono Sur, con…
ESTE país, quizás el más progresista del mundo (con permiso de Venezuela), es la locomotora económica de Occidente. Tiene la mayor subida del PIB; batimos el récord de empleo y de parados a la vez, y es el único de la OTAN que no puede llegar al 5% en gastos…

EL nacionalismo de derechas catalán ha tenido tres líderes desde la Transición hasta nuestros días. El primero fue Jordi Pujol, el más práctico, que pactó con el PSOE de Felipe González y con el PP de José María Aznar, y que avanzó en el autogobierno hasta que se descubrió el pastel de los negocios turbios. El segundo fue Artur Mas, el más preparado, que pidió un concierto económico como el de los vascos, y cuando se lo negaron abrió el camino al procés independentista. Y el tercero es Carles Puigdemont, el más truhán, que fabricó la independencia artificial y después emprendió una fuga hacia adelante, en la que ya sólo le importa volver. Después de Puigdemont, el nacionalismo burgués catalán no tiene a ningún líder solvente. Y ahí les duele.
EL Ayuntamiento de San Fernando comprará el cine Alameda para reconvertirlo en auditorio. Parece un Ayuntamiento rico, porque justo en el Black Friday aprobó la construcción de dos estadios (el de Bahía Sur, que será remodelado para el fútbol, y el de Camposoto, para atletismo) por importe de 15 millones de euros. Construir dos estadios por 15 millones recuerda viejos tiempos, cuando no se redondeaba todo. Consideren que la remodelación del edificio de Valcárcel, para trasladar la facultad de Ciencias de la Educación desde Puerto Real, iba a costar 40 millones (o ya serán 50 millones, porque suben los millones cada trimestre). Y, con ese dinero, en San Fernando, construirían seis estadios, como poco. A ver si aprendemos para el pabellón Portillo, que también lo van a reconstruir en Cádiz.
DESPUÉS de la exitosa gala de los Grammy Latinos, que puso a Sevilla en el mapa de quienes no tenían conocimientos geográficos, el Ayuntamiento se marcó otro objetivo: ser la capital de la Navidad. Se suponía que la capital navideña era Vigo, gobernada por Abel Caballero, un socialista de la vieja guardia, que resiste en el poder local desde 2007, cuando era presidente Zapatero. En Vigo montan un árbol navideño de 40,5 metros, que pasaba por ser el más alto de España, aunque este año lo intentaron superar en Badalona (Barcelona), cuyo alcalde es Xabier García Albiol, del PP, y en Cartes (Cantabria), cuyo alcalde es Agustín Molleda, del PSOE. Las dos Españas se enfrentan hasta para la Navidad.
DESDE el siglo pasado se habla y se escribe de la gran ciudad de la Bahía de Cádiz. Es como el castillo de San Sebastián, el hospital de Puntales, o el edificio de Valcárcel, que aparecen de vez en cuando entre los temas de actualidad locales, y desaparecen sin dejar huella a los pocos días. La gran ciudad de la Bahía estuvo en el centro de las polémicas a finales del siglo pasado. Cuando Alfonso Perales era consejero en la Junta de Andalucía intentó activar las áreas metropolitanas, entre ellas, la de la Bahía de Cádiz, la del entorno de Sevilla y la Costa del Sol malagueña, que son las tres grandes áreas metropolitanas de Andalucía. De aquellos intentos quedaron algunas mancomunidades y algunas colocaciones.
CERRAR librerías es una costumbre habitual en Sevilla. Ya sucedía en el siglo pasado. Tampoco es un problema exclusivo del gremio de los libreros, sino que sucede lo mismo con comercios dedicados a otras actividades. Y ahí es donde surge una de las cuestiones a considerar: ¿una librería es sólo un comercio? Desde un punto de vista económico quizás lo sea, pero detrás existe un componente cultural y casi sentimental. Porque a las librerías y los libreros nos acostumbramos. De modo que cada cual prefiere los suyos. Y sabemos que no es lo mismo comprar los libros en los hipermercados, los grandes almacenes o unas superficies donde se les trata como un producto más. En los últimos tiempos, la lista sevillana de cierres se ha visto afectada, entre otras, con la librería Caótica de la calle José Gestoso y El gusanito lector, de la calle Feria. Pero los gusanos están al acecho, prestos para zamparse nuevos cadáveres, con perdón.