HEMOS leído en la prensa (o sea, en el Diario) que este verano no van a funcionar los lavapiés ni las duchas en las playas de Cádiz, según ha confirmado…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
EL embudo de Tres Caminos es un clásico del verano, como los picotazos de las medusas, los niños perdidos en las playas, los martes de Carnaval y cosas así. En otros tiempos eran clásicos del verano los Festivales de España en el Teatro José María Pemán, los Conciertos para la Libertad en el Castillo de San Sebastián, y las barbacoas del Trofeo Carranza, pero ya no. Con esto se aprecia que hay clásicos del verano que se van perdiendo, por las modas de los tiempos y los alcaldes, pero otros se mantienen, como si fueran eternos. Entre los que permanecen inmutables y bien activos, ocupa un lugar de honor el atasco dominical de Tres Caminos.
LA Velá de Santa Ana suele coincidir con algunos de los días más calurosos del año. Es la Fiesta Mayor de Triana (sin olvidarnos del Viernes Santo y del Corpus Chico), y no porque el Ayuntamiento le haya concedido ese rango, sino porque es la ocasión en que se destapan los frascos de las esencias del antiguo arrabal. La Velá mira más hacia el pasado que hacia el futuro, y procura mantener una devota fidelidad a las raíces. En las formas, en los ritos, pero también en su significado social, que pasa por reforzar señas que han caracterizado a los trianeros. Una identidad que se perdió en otros barrios de antiguas collaciones. Una identidad que va más allá de las hermandades, o la nostalgia por los corrales de las Cavas, sino que afecta a las costumbres. A la peculiaridad de lo propio, que es diferente.
EL buque escuela Juan Sebastián de Elcano regresó ayer al puerto de Cádiz. Eso sucede todos los años, ya que es la base del histórico navío. Sin embargo, no ha sido un crucero de instrucción más, en el año que cumplen 91. El Elcano venía de homenajear a Juan Sebastián de Elcano, en Guetaria, su población natal de Guipúzcoa, con motivo del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Se ha destacado la buena acogida que le brindaron los vascos. Imbéciles e ignorantes serían si no hubieran acogido con cariño al buque escuela español que honra a su paisano. En la expedición que participó en la primera circunnavegación, abundaban los vascos, al punto de ser el territorio español que más aportaba. La historia verdadera es como es, y no como se la inventan los independentistas y los terroristas de ETA.
LOS sevillanos y las sevillanas deben ser conscientes de lo que se les viene encima a partir de agosto: el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Con este motivo se organizará el Año Magallanes, que en realidad no se limita a ese personaje y durará tres años. Al decir esa denominación, algunos lo compararán con el Año Murillo, el último gran evento artístico/turístico, pero no es lo mismo. La propia figura de Fernando de Magallanes genera alguna confusión, pues la enorme grandeza de esa gesta excede a su impulsor. Magallanes fue el gran artífice de la vuelta al mundo, y murió en una batalla contras los cebúes en Filipinas. El regreso, tres años después de salir de Sevilla, estuvo comandado por Juan Sebastián de Elcano. Y aunque Magallanes fuera portugués de nacimiento, y entre los marinos hubiera algunos extranjeros, era una expedición española. Apoyada por Carlos I, que había nombrado a Magallanes adelantado y capitán general.
EL fútbol actual ha perdido ese sentimiento que ya sólo mantienen los aficionados. Los clubes funcionan como empresas. Los entrenadores y los futbolistas como trabajadores al mejor postor. Esa profesionalidad aséptica se nota en los fichajes. Avanza la pretemporada sin que los clubes tengan sus plantillas definidas. Disponen de un cupo de jugadores que compran o venden, que que son cedidos o traspasados si surge una oferta mejor. No sólo le pasa al Cádiz, por supuesto, sino a todos. Véase los culebrones que tienen montados el Real Madrid y el Barcelona, con casos como el de Pogba o el de Neymar. Unos se quedan y otros se van. ¿Pero quiénes?