ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

DESDE tiempo inmemorial, Cádiz ha sido una ciudad anticipada a los tiempos. El talento ha estado presente con grandes aplicaciones en otros siglos, y aún sigue en muchas actividades, la mayoría improductivas. Aquí se han inventado palabras que han sido aportaciones a la lengua española (véase El habla de Cádiz, del profesor Pedro Payán). Un ejemplo es el concepto de lo cursi, cuya historia es conocida, y que se inventó aquí, donde las finuras forzadas se toman a burla. También surgió aquí el concepto del pelotazo, que después aplicaron algunos espabilados a la política corrupta y a los negocios de fortuna fácil, pero cuyo verdadero origen está en el Carnaval. Si bien no es igual un pelotazo inmobiliario que el de una comparsa. Y otra aportación innegable, de plena vigencia, es la paguita.
EL turismo está de capa caída y apretándose el cinturón de esparto, ya se sabe, pero algún día volverá por sus fueros. Con permiso de los confinamientos. Pero el turismo se debe preparar y diversificarse, especialmente si nos espera una Semana Santa sin procesiones y una Feria sin casetas. Antes de la pandemia, en algunos países con mejores datos que España, estaban promocionando el llamado Dark Tourist, sobre el que se ocupó The New York Times (la biblia de las tendencias viajeras). Ese turismo de la oscuridad se basa en los horrores y la repelencia, sobre la base de un lema que nos suena a algo: “Cuanto peor, mejor”.
EL Puente de la Constitución de 1812, al que la gente llama el Nuevo Puente de Cádiz, ha cumplido sus primeros cinco años. No le han organizado una fiesta en el McDonald’s, ni nada de eso, sino que se ha recordado su aportación para la ciudad. Fue la obra pública más costosa del siglo XXI. Sin embargo, en contra de lo que dicen algunos, no fue un capricho de Teófila Martínez. Se pudo hacer más barato, eso sí, porque se encareció con Magdalena Álvarez por motivos políticos (como las reivindicaciones de los astilleros) y por el largo retraso de las obras públicas. No obstante, Javier Manterola es autor de una obra emblemática, que en Cádiz se valorará mejor cuando pase el tiempo y tenga otros dirigentes.
EN los bares sevillanos no se hablaba ayer de otra cosa. El bar ya no es lo que era antes del coronavirus. El bar está deslucido. En el bar la gente ya no desayuna manchando el periódico de aceite o mantequilla, mientras habla a gritos al fulano de al lado, comentando el partido de ayer. En el bar, con un poco de suerte, te sientan en la terraza a dos metros de la mesa vecina, donde puede haber alguien que mueva el sillón (como si fuera Pablo Iglesias) para complicar las cosas y entrar en la zona de alto riesgo. En el bar es raro que un camarero no sufra una desgracia. Ha pasado hasta en los restaurantes de tres estrellas Michelín, hasta a los hermanos Roca, o Ángel León, en su Aponiente, de El Puerto. Pues en el bar, a pesar de todos los pesares y los quitapesares, el VAR es el protagonista. Es un gran invento, que ayuda para mantener a la gente distraída y que no se acuerden de que va en aumento el número de muertos.
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos y malos, y donde volvió a demostrar que sólo puede suplir a base de coraje la falta de nivel futbolístico. Pero se puso con ventaja y no pasaban excesivos apuros tras el empate del Sevilla. Hasta la jugada fatídica del 1-2. Tras un error del árbitro Medié, que no pitó una falta previa bastante clara al Choco Lozano, en plena desubicación de los centrales Cala y Mauro, que dejaron a Munir solo para que resolviera el partido. En otro error de la defensa, ya con el equipo desmoralizado, Rakitic agrandó el resultado para el Sevilla.