ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

SE acabó lo que se daba. Falta una semana. Al coronavirus le quedan siete telediarios. Vuelve el fútbol, y ya no se hablará de otra cosa.Ya no se hablará de Joaquín el de Bélgica, sino de Joaquín el del Betis. Volverá el balón y empieza por todo lo alto, con un Sevilla-Betis como primer partido. Un duelo fratricida, que resultará un poco descafeinado por la ausencia del público. En este caso, para beneplácito del equipo visitante. No es lo mismo sentir el aliento de la afición local (y lo que no es el aliento), o jugar como en un entrenamiento en el estadio vacío. Sin público se oye todo. De modo que si alguien piropea al árbitro desde el banquillo, o le dice “hijo de terrorista” o “señora marquesa”, no hará falta que el cuarto árbitro haga de chivato.
EL triángulo es considerado como un símbolo de la perfección. Quizá por la Santísima Trinidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo), que no es sólo cristiana. El tres también es un número sagrado en el hinduismo y otras religiones. Y los Reyes Magos eran tres, según la tradición, como símbolo de las razas. En cuestiones más profanas y menos trascendentales, el tres se ha adaptado al alfabeto con múltiples versiones. Las tres B que definen el comercio: bueno, bonito y barato. Y las tres C que compendian la excelencia del buen gaditano: Carnaval, cofradías y Cádiz CF. Por eso, es curioso que ahora, como remedio para prevenir rebrotes del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud aconseje a España que practique las tres T.
ENTRE las actividades suprimidas en Sevilla, a consecuencia del coronavirus, están las procesiones pobres. Me refiero a las de Gloria y Sacramentales, que son las secciones consideradas como los parientes pobres del Consejo de Hermandades y Cofradías. El sentido de esa humildad ya se lo aplicó Joaquín Romero Murube a los sagrarios pobres, cuando los elogió en Dios en la ciudad. Admiraba los sagrarios de los conventos de clausura, con sus flores de trapo, sus macetas y su modestia, allá por la II República, que es cuando lo publicó por vez primera. Las procesiones de gloria no sé si están mejor o peor que antes de la Guerra Civil. Hasta 2019 salían, que ya es algo. Y les ayudaban con las subvenciones del Consejo, gracias a las sillas.
PUESTOS a buscar conflictos para la lucha de clases, no sólo la vamos a tener entre ricos y pobres, entre aristócratas y plebeyos, entre gordos y flacos, sino también entre mayores y jóvenes. Se supone que las mascarillas son obligatorias en las calles, comercios y locales interiores, espacios públicos y playas a menos de dos metros. ¿O no? Todos los días aparecen en televisión mensajes, advirtiendo que multarán a quienes no las usen. Pero yo todavía no he visto a ningún policía multando a los cientos de criaturas que pasean sin mascarillas. Sin que todos tengan alarmantes síntomas de padecer enfermedades respiratorias que lo hagan dificultoso. Y se debe decir muy claro: el incumplimiento es descaradamente más alto entre los jóvenes que entre los mayores. Sólo están eximidos los corredores (que deben respetar la distancia) y los enfermos desaconsejados.
A la gente corriente le ha llamado mucho la atención la fiesta en la que participó el príncipe Joaquín de Bélgica en Córdoba, a la que también asistieron cinco jóvenes de Sevilla, que formaron parte del grupo de los 27. Todo lo sucedido ha sido admirable, y demuestra cómo gestionan estos asuntos del coronavirus. La confianza en los milagros es ilimitada. El día después del fiestón, Joaquín el belga dio positivo en la prueba del Covid 19, que le realizaron al sentirse enfermo. Han puesto en cuarentena a los asistentes, momento en el que descubrieron que cinco habían llegado desde Sevilla, una provincia limítrofe, y no se sabe cómo, quizá porque la fiesta era una actividad esencial o trabajaban fuera.