ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

EN la provincia de Cádiz no sirve ninguna de las unidades de destino en lo universal. En las dictaduras (y en las democracias orgánicas, como decían en los tiempos de Franco) buscan que no se pierda lo esencial: mandamos nosotros y obedecen ellos. Las provincias no son un invento del franquismo, sino que venían del siglo XIX, con Javier de Burgos, en los tiempos de la regencia de María Cristina. No obstante, el franquismo utilizó las provincias para acabar con el separatismo catalán y vasco y los afanes autonómicos de otros territorios, que ya se habían intensificado en la Segunda República. La provincia sigue viva. Ahora se habla también de los distritos sanitarios, que tienen el peligro de convertirse en otra unidad de destino en lo universal. Es decir, alejarse de la realidad.
EN la crisis del coronavirus han aparecido (o se han popularizado) algunos conceptos. Por ejemplo, las alabanzas a Internet. El teletrabajo ha impedido un colapso mayor de nuestra economía. También han elogiado las clases a distancia, como si fuera lo mismo que ir al colegio o a la universidad, como si hubieran funcionado a las mil maravillas. Sin negar lo anterior, se deben reconocer los fallos flagrantes del sistema. En Sevilla ha quedado claro, quizá más que en otras ciudades, porque aquí tenemos unos barrios muy pobres. A ellos llegará el Gran Poder, si Dios quiere, en otoño, pero no olviden sus necesidades. A Los Pajaritos y al Polígono Sur les afecta también eso que ahora se denomina “la brecha digital” y que podría ser traducido como la desigualdad en las nuevas tecnologías.
LOS datos del paro son más ruinosos todavía. Confirman la esencialidad del turismo, les guste o no. En el plan de la desescalada hay graves contradicciones. Esperemos que Pedro Sánchez las resuelva, antes de que sea demasiado tarde. Una de ellas es que están negociando en Europa la llegada de turistas, cuando sea posible, mientras que a los andaluces nos prohíben viajar de una provincia a otra, incluso con las mismas condiciones sanitarias. Es decir, que un sevillano o un cordobés no pueden venir a las segundas residencias, a los hoteles, a las playas gaditanas, hasta finales de junio, en el mejor de los casos. Mientras que en la provincia de Cádiz se puede viajar de una punta a otra, y no más. Ya se ha explicado que es una medida demencial. A la Junta de Andalucía no le gusta, pero se lo están tragando.
LOS paseos por las calles de Sevilla, en los horarios permitidos por el mando único de Pedro al aparato, se están convirtiendo en un peligro para la salud. El número de personas que van con mascarillas, en muchos lugares de la ciudad, raramente llegará al 30 por ciento. Es decir, que la gran mayoría de los sevillanos sale sin ningún elemento de protección (ni mascarillas, ni guantes), por lo cual están plenamente desprotegidos y no protegen a los demás. Salen como si no pasara nada. A la aventura, o confiados en que esta es la tierra de María Santísima, y dentro de lo malo ha salido mejor parada. Mejor parada en el número de muertos, no en el de los parados de abril.
TODAS las operaciones industriales de Navantia están sometidas a la bronca política. Cuando les encargaron las corbetas de Arabia Saudí, desde Unidas Podemos se insultó a ese país; y cuando no les conceden las fragatas de los EEUU, desde el PP se dice que es por culpa del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que se lleva fatal con Donald Trump, mientras le piden favores. La politización, en todos los casos, perjudica a Navantia. Pero se debe admitir que esta empresa no es una más, sino que opera en un contexto mundial (político) donde se funciona como se funciona. Y eso hay que tenerlo en cuenta siempre: para Arabia Saudí y para los EEUU de América.