ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

EN otras ciudades andaluzas, incluso de la provincia, hay un debate social sobre la influencia del urbanismo y la vivienda en los barrios marginales. El concepto del barrio marginal es delicado, ya que no sólo se asocia con niveles bajos de renta y pobreza, sino también con el tráfico de droga, la delincuencia y la inseguridad. Todo se pone dentro del mismo saco. En Cádiz se vivió algo parecido, en la década de los 80 del siglo pasado, con el Cerro del Moro. Allí realizó una gran labor social el actual Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, cuando era párroco y colaboró con los movimientos vecinales. Buscaron la ayuda de las administraciones. Empezaba un proyecto del que Cádiz puede estar orgulloso, a pesar de que también hubo sombras y se ha tardado más de 30 años.
LA Plaza Nueva acoge el Encuentro de Casas Regionales durante este fin de semana. Precisamente coincide con el Día de la Hispanidad (oficialmente, el Día Nacional de España) y con las vísperas de la sentencia del proceso independentista de Cataluña, que es una casualidad añadida. Este encuentro folklórico (en el buen sentido de la palabra), gastronómico y turístico se puede considerar tradicional, al haber cumplido 11 ediciones. Es sabido que el término se debe aplicar a lo que se transmite de una generación a otra, aunque aquí se reduce incluso a lo que ocurrió el año anterior. En cualquier caso, es una cita que atrae público local y visitante a la Plaza Nueva. Allí se puede apreciar la diversidad de las tierras de España (como decían en los tiempos de Franco, ahora tan recordado), que pasa por el vino, los embutidos y los dulces, sin olvidarnos de los bailes típicos.
LAS dudas sobre el futuro del edificio de Valcárcel son razonables, pero negativas para Cádiz. El proyecto que asumió la Junta de Andalucía en su anterior etapa, tras el acuerdo con la Universidad de Cádiz y el Ayuntamiento, incluye puntos discutibles y que se podrían lamentar a medio y largo plazo. Es el caso de la parcela del Campo de las Balas, donde pretenden construir una pista polideportiva para estudiantes, cuando es uno de los mejores terrenos para uso hotelero que quedan en Cádiz. Tampoco está claro que en los terrenos de Valcárcel puedan convivir la facultad y un hotel reducido y venido a menos. Pero no se pueden discutir los proyectos eternamente. Es lógico que el nuevo rector, Francisco Piniella, esté inquieto por el futuro de Ciencias de la Educación.
EL calentamiento global se nota en Sevilla con dos semanas de ampliación del estío. El llamado veranillo de San Miguel (esos días treintagradistas de finales de septiembre) se extiende ahora hasta el veranillo del Pilar, cuya fiesta celebramos mañana. También se le podría denominar el veranillo de la Hispanidad, pero sonaría más raro. Desde luego, suena peor lo de veroño, de sencilla rima con palabras feas. Las fiestas se han designado por el calendario religioso, tradicionalmente, y no por el civil. De ahí lo del veranillo de San Miguel. Un refrán caído en desuso advertía: “Hasta San Antón, Pascuas son”. Refranes de tiempos más fríos, cuando la gente se sabía de memoria los días de los santos.
ENTRE los falsos proyectos industriales de la Bahía de Cádiz, había otro que se veía venir: el de los terrenos de Delphi. Allí se iba a instalar la empresa Ebion, que pagaría 5,4 millones de euros para construir una planta fotovoltaica y otra para depurar aguas residuales. Un proyecto ecológico y de lo más verde, políticamente correctísimo, que daría empleo a unos 200 trabajadores. También se anunció que la inversión total llegaría a 30 millones de euros y podría incluir uso hotelero, restauración y una electrolinera para coches eléctricos. Una inversión tan maravillosa que hasta el entonces vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, asumió que se debía retirar Lógica, el nuevo proyecto industrial que sustituyó al del polígono de las Aletas, otro comecocos que no cuajó.