CANTABA Lucho Gatica que la distancia es el olvido. Y después lo han cantado muchos más, en diferentes versiones. Pero no hace falta recurrir al bolero para dar el cante.…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SEVILLA es una ciudad polarizada en lo futbolístico. La rivalidad entre Sevilla y Betis (o a la inversa) se traslada incluso al cartel de la Cabalgata de los Reyes Magos, obra de Fernando Vaquero. En ese contexto, se ha consolidado la tercera vía del fútbol sevillano: el estadio de La…
PARA la diócesis de Cádiz y Ceuta es una buena noticia que uno de los dos obispos auxiliares de Sevilla, Ramón Darío Valdivia Giménez, haya sido nombrado administrador apostólico. Por dos motivos, principalmente. El primero es que por fin la Santa Sede admite la renuncia que el obispo Rafael Zornoza…

EL feminismo, tal como se plantea en la política, tiene el inconveniente de la generalización y el riesgo del equívoco. También de sus contradicciones porque no existe un modelo canónico. A diferencia del marxismo, que venera a Karl Marx como profeta, en el feminismo desde Simone de Beauvoir a Caitlin Moran y sus imitadoras cualquiera que escribe algo ya se considera una autoridad. No existe un feminismo ortodoxo, sino diversas formas de reivindicarlo. Tienen razón en lo esencial, que es la igualdad de la mujer con el hombre. Hay que apoyarlas en lo que suponga lucha contra toda marginación. Pero, a veces, las formas de explicarlo no son las más convenientes para la causa de la mujer, sino al revés.
EL Cádiz consiguió una merecida victoria. Por fin acabó con el gafe del Oviedo en Carranza, que comenzó con aquel partido triste en el que se perdió un ascenso y siguió con la derrota de la pasada temporada. También iba ganando el Oviedo ayer, con un gol que se encontraron de suerte. Pero el Cádiz fue capaz de remontar cuando se dedicó a jugar al fútbol, en vez de dar patadones a lo loco. Un golazo de Perea, que rompió su mal fario personal, y un cabezazo de Servando, pusieron las cosas en su sitio. Si alguien mereció ganar fue el Cádiz de la segunda parte, que aprovechó la superioridad por la expulsión de David Rocha.
EXISTE un debate filosófico sobre la autocensura en el Carnaval de Cádiz. Aquellos temas que no se cantan o modifican, por el miedo al qué dirán. En los tiempos del franquismo era por miedo a la censura. Ahora es por miedo a la censura de lo políticamente correcto, a los inquisidores de las redes sociales, a los nuevos pontífices que deciden lo que es bueno y malo. Así han modelado las agrupaciones arquetípicas. Casi todas cantan los mismos temas y centran sus críticas en lo fácil, en los políticos que no se quejan, sobre todo en la Familia Real y en Rajoy, quizás en Susana Díaz, que están más lejos que el alcalde. O en Trump, que no le va a poner una querella al Selu por imitarlo.
HOY decidirá la asamblea participativa de Podemos si le conceden luz verde al presupuesto municipal de Juan Espadas. A la vista de las circunstancias, el alcalde ha mirado hacia la izquierda y se ha comportado en plan Marx (pero del sector Groucho), y aunque tenía unos principios, después los ha cambiado por otros, y le ha aprobado varias decenas de enmiendas a los participativos podemitas para contar con sus votos. O, a unas malas, que se abstengan y lo dejen pactar tranquilamente con Javier Millán, el de Ciudadanos, que no pone tantas pegas para los acuerdos.
A partir de lo que ha sucedido en el Hospital de La Línea de la Concepción se ha empezado a ver en los telediarios a esta población como una sucursal de Chicago en los tiempos de Al Capone. Antes se la veía como la ciudad donde dormían los tropecientos mil trabajadores que cruzan todos los días la Verja para trabajar en Gibraltar. Sin embargo, ahora se le pone la banda sonora de El padrino. Preguntan a los asustados trabajadores del hospital de alto riesgo. Y, al darse la casual circunstancia de que el tal Sito Miñanco fue detenido en Algeciras, la gente ha empezado a preocuparse por lo que sucede en el llamado Campo de Gibraltar.